Majadas y pastoreo en los Picos de Europa

La herencia de vivir en las montañas

Majadas y pastoreo en los Picos de Europa

La herencia de vivir en las montañas

Estás aquí: Inicio / Descubre Valdeón / Patrimonio y etnografía / Majadas y pastoreo en los Picos de Europa

Las majadas, patrimonio cultural del Valle de Valdeón

Si paseas por el paisaje de la zona alta del Valle de Valdeón observarás que es fácil encontrarse con zonas de gran belleza dedicadas a pastos, amplias praderas en ocasiones humanizadas con pequeñas construcciones de piedra, que agrupadas o dispersas, son usadas como refugio del ganado o pastores en época estival.  Son las majadas, lugares donde tradicionalmente los pastores pasaban con sus rebaños los meses de verano, aprovechando los pastos y dedicándose casi con exclusividad a la producción de leche para la elaboración de manteca y del internacionalmente reconocido queso Azul de Valdeón.

PATRIMONIO CULTURAL

Majadas, pastores y ganado

A pesar de lo abrupto del territorio es común encontrar dentro del Parque Nacional de los Picos de Europa la presencia de numerosas majadas y amplias extensiones de praderas dedicadas a pasto de las ganaderías, principalmente de vacuno. Son de hecho los espacios más frecuentados durante el verano por pastores y ganado.

En esa época y tras la retirada de las nieves, se agrupan en torno a estos espacios las vacas paridas y los terneros, que pastarán en libertad hasta finales del otoño, momento en el que se volverán a bajar hacia las cuadras y zonas de pasto más próximas a las poblaciones del valle, donde pasarán el invierno.

La vida en las majadas

En el Valle de Valdeón al igual que en el resto del territorio del Parque Nacional de los Picos de Europa era costumbre durante todo el verano el ordeño vecinal en las majadas de montaña.

Al atardecer y una vez finalizadas las labores del día, un miembro de cada casa afrontaba el camino que les conducía hacia la majada.

Una vex allí cada vecino, y tras la llegada de las cabras y vacas y con el fin de poder ordeñarlas libremente, procedía a separar los jatos (terneros) de su propiedad, recogiéndolos dentro de un corral o chozo, pequeña construcción con una base circular de piedras y cubierta de espeso ramaje de escobas en forma de cono, apoyada sobre un armazón de maderas de haya.

Majadas, pastores y ganado

A pesar de lo abrupto del territorio es común encontrar dentro del Parque Nacional de los Picos de Europa la presencia de numerosas majadas y amplias extensiones de praderas dedicadas a pasto de las ganaderías, principalmente de vacuno. Son de hecho los espacios más frecuentados durante el verano por pastores y ganado.

En esa época y tras la retirada de las nieves, se agrupan en torno a estos espacios las vacas paridas y los terneros, que pastarán en libertad hasta finales del otoño, momento en el que se volverán a bajar hacia las cuadras y zonas de pasto más próximas a las poblaciones del valle, donde pasarán el invierno.

La vida en las majadas

En el Valle de Valdeón era costumbre durante todo el verano el ordeño vecinal en las majadas de montaña.

Al atardecer y una vez finalizadas las labores del día, un miembro de cada casa afrontaba el camino que les conducía hacia la majada.

Allí cada vecino, antes de la llegada de las vacas y con el fin de poder ordeñarlas libremente, procedía a separar los jatos (terneros) de su propiedad, recogiéndolos dentro de un corral o chozo, pequeña construcción con una base circular de piedras y cubierta de espeso ramaje de escobas en forma de cono, apoyada sobre un armazón de maderas de haya.

La leche se recogía en cuernas o jarras y se depositaba en un barreño que había a la entrada de los corrales. Al amanecer del día siguiente se ordeñaba de nuevo a las vacas que habían permanecido a lo largo de la noche en los alrededores de los chozos donde se retenían los terneros. La leche obtenida de la mañana se añadía a la de la noche anterior mezclándose ambas dentro de un “ballico”, recipiente hecho con piel generalmente de cabra, y se transportaba colgado a hombros hasta el pueblo. Con esta leche elaboraban el queso y la manteca.

Este tipo de tareas también tenía su parte lúdica ya que normalmente la gente que se reunía en la majada era gente joven y también había tiempo para bromas, música y diversión.

Actualmente quedan restos de estas majadas de pastores en Santa Marina, Montó, Freñana, Seroya, Anzo…